Cómo conseguir ahorrar después de calcular tu huella de carbono
Alguna vez seguro que has utilizado una calculadora de CO2 para ver cual es tu impacto al planeta. Pero ¿y luego? ¿Qué es lo siguiente? ¿Qué pasa una vez que sabes las toneladas de emisiones de CO2 que produces cada año? Tu huella de carbono está directamente relacionada con la cantidad de energía que consumes. Reduciendo esta, se reduce la otra, pero lo más importante es conocerla y después actuar. Veamos algunos ejemplos:
En el coche
Uno de los mayores causantes de tu huella de carbono es tu coche, y es por ello que lo primero que se pregunta cuando se quiere calcular la huella de carbono es sobre los viajes. Una vez que conoces el número de kilómetros anuales puedes cambiar ciertos hábitos para reducir significativamente este impacto, además de reducir gastos.
Unos pocos cambios en los hábitos al conducir deberían ser suficientes. Estos 10 consejos para conducir de forma eficiente seguro que pueden ayudarte.
Aviones
El avión es uno de los medios de transporte que más huella de carbono produce, si no el que más. Si viajas en avión tendrás mucho más impacto medioambiental que alguien que no lo haga. The Guardian explica que en un vuelo transatlántico puede producir más emisiones que un año entero yendo al trabajo en coche. Cuando calculas la huella de carbono, este será un valor muy importante, e incluso algunas compañas te ofrecen formas de reducirlo.
Por supuesto existen formas de reducir esta huella de carbono. La mayor parte de la energía se utiliza para despegar y aterrizar, por lo que los vuelos sin escalas eliminan emisiones innecesarias. Y claro, también puedes elegir irte de vacaciones a algún sitio más cercano a casa para reducir tu huella de carbono.
En casa
Otra pregunta frecuente cuando se calcula la huella de carbono es cuanta energía se usa en casa y a cuanto asciende la factura de la electricidad. Estos datos ayudan a determinar el impacto del día a día en tu casa. Aunque puede ser desalentador conocer el impacto que tiene nuestro hogar, ofrece una gran oportunidad, ya que algunos cambios sencillos pueden ahorrar mucha energía y por tanto mucho dinero.
Ya conocemos todos estas medidas: subir la temperatura del aire acondicionado un par de grados en verano, o bajar la calefacción en invierno, cambiar tus bombillas por otras más eficientes, y por supuesto, apagar las luces cuando salgas de la habitación.
Vía | Inhabitat
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