Se necesitan más ingenieros a pesar de la crisis
Existen algunas profesiones que están siendo especialmente maltratadas en la crisis mundial en la que estamos, como pueden ser la construcción, los servicios la logística y la automoción, pero hay determinados sectores que no solo no sólo se mantienen al margen de la crisis laboral sino que, incluso, aumentan su demanda de profesionales. Éste es el caso de médicos, tecnólogos e ingenieros especializados en energías renovables, que esquivan sin esfuerzo la ralentización laboral.
El sector de las energías renovables mantiene un crecimiento constante en España y también presenta fuertes necesidades de contratación. El año pasado generó 188.000 puestos de trabajo –un 80%, indefinidos– y las previsiones indican que la tendencia continuará a medio plazo. Sólo dentro de la Administración Pública el Plan de Energías Renovables calcula la creación de 95.000 empleos netos antes del año 2010.
El 52% de los trabajadores del sector son titulados superiores. La apertura de nuevas plantas precisa ingenieros industriales, químicos, mecánicos y, además, licenciados en Administración y Dirección de Empresas y en Geología. “También hemos observado una demanda importante de profesionales para liderar proyectos de plantas industriales españolas en el extranjero”, añade Jordi Tovar, director de la división de selección de Ior Consulting.
La demanda de ingenieros se extiende a las organizaciones del sector tecnológico. La falta de informáticos y de telecos en España provoca que el 58% de los estudiantes esté trabajando antes de finalizar su carrera universitaria. Los perfiles más demandados son programadores, analistas, jefes de proyecto y técnicos de mantenimiento en tecnologías globales como SAP y .Net.
Los titulados en Formación Profesional tampoco entienden de épocas de crisis. El colectivo se encuentra en pleno empleo, es decir, su tasa de paro es inferior al 5%. Todavía no hay suficientes estudiantes que se lancen a convertir alguna de las modalidades de la FP en su opción de vida. Así, la oferta de empleo sigue superando a la demanda.
Para atraer a estos profesionales el salario no es una condición suficiente. Las organizaciones deben aportar un valor añadido: “El desarrollo profesional, la empleabilidad que ofrece la compañía, las oportunidades de trabajar en el extranjero, la participación en proyectos innovadores, un buen entorno laboral o la posibilidad de conciliar son las variables que los candidatos valoran a la hora de incorporarse a una empresa”, expone Segor Teclesmayer, director de recursos humanos de KPMG en España. De la misma opinión es José Luis Gugel, director de capital humano de Deloitte: “La retribución es el principal elemento de atracción, pero no el único. El problema es la retención, para lo que el salario debe complementarse con una adecuada política de conciliación y beneficios sociales, esto es, el salario emocional“.
Fuente: Expansión & Empleo
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