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La extracción de petroleo cada vez es más contaminante

La humanidad se queda sin petróleo ni minerales. Mientras, la extracción en reservas antes intocables da, repentinamente, beneficios económicos. Pero expertos advierten que podría acelerar el cambio climático y perjudicar seriamente el ambiente.

En el siglo XIX era fácil descubrir un pozo petrolero. Uno podía pararse por accidente sobre un charco de “oro negro” y éste salía a la superficie. Pero al secarse los pozos convencionales, el sector se vuelca a las fuentes no convencionales, como las arenas alquitranadas. Y no sin problemas.

“Insume entre dos y tres veces más energía obtener un barril de crudo de las arenas alquitranadas que de un pozo convencional”, dijo a IPS Steve Andrews, cofundador de la Association for the Study of Peak Oil and Gas (ASPO, por sus siglas en inglés), organización estadounidense dedicada a estudiar lo que ocurre cuando se extrae el máximo posible de hidrocarburos. Además, esta extracción origina vastos estanques de aguas tóxicas, usados en el proceso de producción de petróleo sintético de las arenas. Numerosas aves acuáticas mueren en esas lagunas.

Pero mientras el precio del petróleo se ha más que triplicado en los últimos años –hasta alrededor de 100 dólares el barril-, la minería intensiva de las arenas alquitranadas se ha vuelto cada vez más rentable. Con una cantidad estimada de 173 mil millones de barriles, los depósitos más grandes del mundo se encuentran en Alberta, Canadá. Las reservas petroleras de ese país son las segundas del mundo, luego de las de Arabia Saudí. Pero, como dijo Andrews, “no todos los barriles se crean de igual modo”.

Tras cuatro décadas de excavaciones, el flujo de petróleo de las arenas alquitranadas canadienses cubre menos de dos por ciento del consumo mundial, de unos 85 millones de barriles diarios. En contraste, Arabia Saudí representa 12 por ciento de la producción mundial.

petroleo

Biocombustibles como el etanol elaborado en base a maíz, criticados por elevar los precios de los alimentos, hacen un uso demasiado intensivo de la tierra y nunca serán un sustituto adecuado para los combustibles fósiles, agregó. “Todas esas medidas solamente alentarán la caída de la producción mundial de petróleo, pero no la pueden detener. La alternativa que muestra la mayor promesa de reducir los problemas ambientales es un sistema de transporte alimentado a electricidad generada de fuentes renovables“, dijo Andrews.

Éste y otros expertos del ASPO esperan que la producción global de petróleo alcance su punto máximo en los próximos dos a cinco años, pese a los varios sustitutos del crudo convencional y al hecho de que la demanda todavía crece.

Estudios realizados en Australia e Italia señalan que para este siglo también deben esperarse los puntos máximos en la producción de algunos minerales como cobre y oro. Otros, como el mercurio y el fosfato, pueden haberlo alcanzado ya.

Fuente: La Jornada

Sobre el autor

Alberto Martinez

Ingeniero industrial en la especialidad de la electricidad, y apasionado de los mecanismos de generación, transporte y distribución de energía. Cada día más apasionado por la movilidad sostenible.

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