El Sudoku energético mundial
Me he encontrado este genial artículo comparando sobre energía y no podía dejar de mostaroslo. Se trata de una comparación entre la actual situación energética y un Sudoku. Merece la pena leerlo.
La energía está de moda. Y el intenso debate que genera en foros técnicos, políticos y mediáticos está calando más de lo que se puede pensar en la opinión pública, especialmente entre los ciudadanos de un país como España, cuya economía depende en un 75% de los recursos importados. Pero hay muchos prejuicios y posturas predeterminadas sobre el fomento de fuentes renovables, el renacimiento de la nuclear, el precio y los movimientos corporativos que asustan.
El ciudadano quizás no sea consciente del complejo entramado técnico, económico y geopolítico que permite producir y hacer llegar la electricidad a sus hogares, para que con un simple click del interruptor puedan hacer cosas tan asumidas como encender el aparato de aire acondicionado o navegar con su ordenador por Internet. Y exige y espera que todo esto se haga de manera eficiente, a un precio asequible y con garantías de suministro del servicio.
Pero la electridad no existe en la naturaleza. No se puede almacenar. Y, sobre todo, no tiene un sustituto. Por eso, para ayudar a entender este complejo entramado, propongo jugar al sudoku de la energía. Los nueve números los cambiamos por fuentes de energía (carbón, petróleo, gas, nuclear, hidráulica, eólica, termosolar, hidrógeno y la procedente de la interconexión). Y los nueve cuadros del tablero, por países clave en el mix energético (USA, Japón, China, México, Argelia, Francia, Alemania, Portugal y España).
El juego consiste en determinar la energía que un país necesita generar de las diversas fuentes para atender su demanda interna. Es un ejercicio mental muy útil para comprender lo difícil que es hacer cuadrar una ecuación que está llena de condicionantes específicos de cada economía, desde el acceso a los recursos, el desarrollo de sus infraestructuras, su posición tecnológica, pasando por la capacidad de liderazgo y compromiso político, la formación de sus técnicos, hasta la legislación vigente en materia de precios, subvenciones, medioambiente y competencia.
La solución del sudoku energético no es fácil, y menos aún en tiempos de crisis como el actual. Pero el problema mayor radica en que este debate se aborda con ligereza, cuando en realidad es un asunto que afecta directamente a la independencia energética de un país, a la posición competitiva de sus empresas en un mundo globalizado, al mercado laboral, al precio de la luz y, en definitiva, a la vida cotidiana. Y esto puede hipotecar el desarrollo y el bienestar de generaciones futuras.
Políticamente no es correcto proponer una subida de la tarifa eléctrica del 30%. Pero es necesario para disponer de una red eléctrica interconectada, estable y regulada; para construir nuevas infraestructuras de producción, transporte y distribución; para modernizar las existentes y su gestión eficiente; para integrar las energías renovables; e igualar la oferta y la demanda eléctrica. Las inversiones son enormes. Y hay empresas que aceptan el reto de liderar este mercado, especialmente el de las energías alternativas, como Abengoa.
Por eso el mundo académico, político y empresarial deberían aportar soluciones al problema desde una visión abierta, valiente y realista, en lugar de recurrir a una retórica que no está a la altura del reto. Los objetivos deben ser ambiciosos y estar orientados a satisfacer la demanda con energías lo más limpias posibles, compatibles con un desarrollo sostenible, con equipos fabricados en nuestras empresas, y, por qué no, llegar a poder exportar los excedentes. Entre todos debemos cambiar este estado de opinión.
Este artículo ha sido escrito por Antonio Hernández Navarrete (Ingeniero hidráulico) para[Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
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