¿Y si compráramos coches como compramos electricidad?
Nos gusta pensar que somos seres racionales, que pensamos las cosas que hacemos, pero a la hora de la verdad tomamos decisiones económicas que no son para nada racionales. Pero muchas de estas decisiones son tan comunes y están tan arraigadas que no nos damos cuenta de ellas.
¿Irías a un concesionario de coches, y le dirías al vendedor que quieres comprar un coche (sin especificar más detalles) y comprarías lo que el quiera venderte? O incluso más apropiado, ¿estarías de acuerdo con que el concesionario te mande un coche y te cobre por ello? ¿Sin posibilidad de negociar el precio, el tipo de coche que quieres, los consumos… sin discusión de ningún tipo?
Seguro que en esa situación aparecerían leyes para asegurar que los vendedores no se aprovechan en exceso, leyes en cuya redacción participarían los vendedores. ¿Te suena esta historia?
A eso quería yo llegar. La mayoría de la gente compra la electricidad sin pensar en ella. Le llega a su casa, la utiliza y listo. Pero la electricidad tiene que ser generada, ya sea mediante la quema de combustibles fósiles, fisión nuclear o fuentes de energía renovables, y de su origen depende la contaminación que estamos emitiendo. Porque no nos engañemos, generar electricidad produce emisiones de carbono y residuos que contaminan el medio ambiente en el que vivimos.
¿Y qué podemos hacer? Hay dos puntos importantes: el primero es la eficiencia energética, evitar el derroche de energía y utilizar todos los medios que están a nuestro alcance para mejorar el aislamiento de nuestras viviendas. La segunda es la posibilidad de elegir, y de eso no estamos en España todavía muy preparados, aunque ya podemos comprar energía “verde” en algunas empresas. De ahí al crowdfunding de aerogeneradores hay solo un paso, ya lo veréis.
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