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Shell vuelve a perforar en el Ártico

El gobierno de Estados Unidos acaba de conceder el permiso a Royal Dutch Shell para perforar unos 2500 metros por debajo del lecho marino del Ártico, la primera perforación en 24 años. Shell cuenta actualmente con dos plataformas en los mares de Alaska, la Polar Pioneer y la Noble Discoverer, pero hasta el momento se habían denegado otras perforaciones en el suelo marino hasta que un equipamiento de seguridad estuviera en su lugar.

Polar Pioneer - Shell

Polar Pioneer, planta de extracción de petroleo. Imagen por Susan Baxter

La Oficina de Seguridad y Control Ambiental estadounidense anunció el 17 de agosto que había proporcionado a Shell la autorización para comenzar la perforación en aguas profundas. La autorización ha sido efectiva tras que una pieza de seguridad clave conocida como “capping stack” fuera puesta en su lugar. Básicamente se trata de un equipo que sería necesario en caso de emergencia para cerrar el pozo, y debe estar preparado para actuar en menos de 24 horas. (Más información de como funciona por SPE en PDF) Esta pieza ha sido exigida por el gobierno americano para evitar desastres como el del Deepwater Horizon que azotó la costa del Golfo en abril de 2010, con el vertido de  779 000 toneladas de petroleo crudo.

Este aparato de seguridad se encuentra a bordo de un buque Fennica, que había sufrido daños en el camino a Alaska y fue reparado posteriormente en Portland. Los manifestantes de Greenpeace impidieron durante varios días que el barco zarpara con dirección a Alaska, pero finalmente la guardia costera despejó la zona, y el Fennica alcanzó el Mar de Chukchi el 11 de agosto, momento en el que Shell solicitó modificaciones a los permisos que les permitan iniciar la perforación.

Shell - Tankstellen Besetzung Arctic oil - too risky by Greenpeace Switzerland

Greenpeace protesta contra la perforación en el ártico. Imagen por Greenpeace Switzerland

Hay un estimado de 26 mil millones de barriles de petróleo recuperables dentro de la roca ártica, y existe una gran preocupación que al tocar este recurso se retrase la  transición a las energías renovables como la principal fuente de energía doméstica. Además, suponiendo que no se produzca ninguna catástrofe, la actividad industrial puede causar daño a los osos polares, morsas del Pacífico, focas y ballenas, que ya están sufriendo los efectos del cambio climático y la disminución del hielo marino.

Vía │ Inhabitat

Sobre el autor

Alberto Martinez

Ingeniero industrial en la especialidad de la electricidad, y apasionado de los mecanismos de generación, transporte y distribución de energía. Cada día más apasionado por la movilidad sostenible.

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