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Los siete pecados del “lavado de cara” de productos para que parezcan verdes

Aunque es cierto que en España y para determinados sectores está regulado el uso de algunos términos como “ecológico” o “bio”,algunas empresas se aprovechan de que existe un “vacío legal” en este tema para mejorar su imagen, con términos como “respetuoso con el medio ambiente”. Y que conste que ahora mismo no estoy pensando en ninguna marca en particular.

Una organización con base en Ontario, TerraChoice, denuncia precisamente esto, el uso fraudulento de la “publicidad verde”. Para ello, en su página web han publicado “Siete pecados del ‘Greenwashing’” (también conocido como ‘lavado verde’).

Esto sucede sobretodo en sectores como la limpieza, cosmética y los niños, según un informe publicado por TerraChoice. pero tiene que quedar una cosa clara, no por ser “natural” va a ser mejor, o no va a ser peligroso. Por ejemplo, el mercurio es un metal “natural” y es venenoso.

A continuación os presentamos los 7 pecados del “lavado verde”, creados por TerraChoice, con sus correspondientes ejemplos siempre sacados del estudio que han realizado. ¡Para que esteis atentos!

  • impacto-ocultoEl pecado del “impacto oculto“. Consiste en afirmar que un producto es ‘verde’ basándonos sólo en unas pocas cualidades ambientales, sin prestar atención al impacto global. Por ejemplo, el papel que se presenta como “100% ecológico” por ser reciclable o por proceder de una plantación sostenible, olvidando otros aspectos que afectan al proceso de fabricación y comercialización: las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de energía, el agua utilizada, los impactos de la silvicultura o el uso de cloro para el blanqueo del papel.
  • la-falta-de-pruebasEl pecado de “la falta de pruebas“. La falta de certificados reales o de información fácilmente accesible que corrobore lo que dice la etiqueta son pistas para detectar el engaño. Esto ocurre mucho con lámparas que promueven la eficiencia energética o productos de cosmética —por ejemplo, toallitas de papel— que se venden como reciclables.
  • imprecision La “imprecisión a la hora de describir una etiqueta” es el tercer pecado capital. El resultado de no definir bien la información que aparece en los productos o la falta de significado de los mensajes confunden al consumidor. Por ejemplo, decir que un producto “no lleva sustancias químicas” no es real, ya que nada está libre de químicos (todas las plantas, animales y humanos están compuestos de químicos). Ocurre algo similar con etiquetas como “todo natural” o “no tóxico” —todo puede ser tóxico en dosis altas—.
  • irrelevanciaEl pecado de la “irrelevancia” consiste en incluir información sin importancia que puede distraer al consumidor que busca un producto realmente ecológico. El ejemplo más claro se encuentra en los materiales que anuncian “libre de CFC’s”. Los clorofluorocarbonados son los principales culpables del deterioro de la capa de ozono y fueron prohibido por ley hace unos 30 años. Aún hoy, muchos productos —como lubricantes, insecticidas, desinfectantes…— continúan poniendo en sus etiquetas este mensaje que no aporta realmente nada.
  • mal-menorEl pecado del “mal menor“: Hay productos que en su conjunto tienen un dudoso beneficio ambiental y se venden como orgánicos o verdes. Es lo que ocurre con los insecticidas o los herbicidas “verdes”. Aunque hay consumidores que necesitan estos artículos para usos agrícolas, en otras circunstancias pueden ser innecesarios para usos como jardines.
  • mentiraEl pecado de “la mentira“: Simplemente consiste en mentir directamente sobre los elementos y certificados de sus productos. Por ejemplo algunos champús que dicen ser “orgánicos” o detergentes para el lavavajillas que aseguran estar empaquetados en papel 100% reciclado, cuando en realidad contienen plásticos. Ya sabemos cómo se miente en determinados sectores…
  • etiquetas-falsasEl séptimo pecado que se ha unido a la lista este año es el de “adorar las etiquetas falsas“. Muchas empresas han llegado al punto de falsificar certificados y copiar etiquetas para simular un producto respetuoso con el medio ambiente, una estrategia engañosa que requiere una especial atención por parte del consumidor para detectarla.

Fuente: Soitu

Sobre el autor

Alberto Martinez

Ingeniero industrial en la especialidad de la electricidad, y apasionado de los mecanismos de generación, transporte y distribución de energía. Cada día más apasionado por la movilidad sostenible.

Un comentario

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  • Lo de las empresas a veces no tiene nombre. Juegan con la inocencia de las personas y perjudican su salud… en fin, todo sea por tener un balance positivo a final de año.

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