La luz eléctrica también puede causar obesidad
Desde hace unas décadas, la luz eléctrica permite que nos hayamos desligado de la rotación de la tierra, que impone la alternancia de la noche y el día. Y al parecer esto esta causando una epidemia mundial de obesidad.
Estas son las conclusiones de la Dra. Cathy Wyse, de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), que fueron publicadas en la revista BioEssays.
El estudio, que analiza el efecto de los ciclos de la luz artificial sobre la salud humana, y en concreto sobre el peso corporal, explica que el ciclo de sueño y vigilia humano está controlado por un reloj molecular que se encuentra presente en todas las células del cuerpo humano. Posee su propio ritmo sistemático de casi veinticuatro horas exactas que le permite mantenerse ajustado con precisión al ciclo diario establecido por la rotación terrestre.
Sin embargo, en el mundo moderno, el reloj biológico humano a duras penas puede permanecer en sintonía con el ciclo rotacional de la Tierra. Las causas son la exposición a ciclos de luz artificial y los irregulares horarios de comidas, trabajo y sueño propios del mundo desarrollado. Este desequilibrio entre los ritmos circadianos naturales del organismo y el entorno se denomina en términos científicos “desincronía circadiana”, y la Dra. Wyse opina que es uno de los motivos del incremento de la población gruesa, y no unicamente temas relacionados con la dieta y la actividad física.
En palabras de la Dra Wyse: «La luz eléctrica permitió a los humanos infringir la antigua sincronización entre el ritmo del reloj biológico humano y el entorno; durante el último siglo, los ritmos diarios en los horarios de comidas, sueño y trabajo han desaparecido gradualmente de nuestra vida. El reloj biológico apenas puede seguir el patrón de nuestro estilo de vida, muy irregular. Considero que esto provoca problemas metabólicos y de otras clases en la salud y también incrementa la probabilidad de padecer obesidad.»
Para llegar a este resultado, la Dra. Wyse utilizó estudios de microbios, plantas y animales que muestran que la sincronización del reloj interno con los ritmos del entorno reviste importancia para la salud y la supervivencia, siendo muy probable que ocurra lo mismo con los humanos.
La variabilidad de los horarios de trabajo y la realización de actividades prácticamente a cualquier hora son ya rasgos característicos del mundo desarrollado actual. Se pueden mantener ritmos circadianos saludables comiendo a las mismas horas, durmiendo bien y sin interrupciones por la noche y en total oscuridad, y exponiéndose a gran cantidad de luz solar durante el día.
Vía | Cordis
Imagen | Nicolas Fleury
Documento de referencia | Wyse, C., Does human evolution in different latitudes influence susceptibility to obesity via the circadian pacemaker?, BioEssays, 2012. doi:10.1002/bies.201200067
Con todos los respetos. Esta conclusión es absolutamente absurda.
Que se conozca, desde la dinastía Shang los biorritmos de la población estan “alterados”, ya que se utilizaban unos candiles magníficos para vivir y ver por las noches, e incluso las mejores familias disponían de candiles a gas.
Vamos, que la vida y la obesidad, nada tienen que ver con la luz eléctrica y las costumbres humanas.