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La historia de los tipos locos en una prueba nuclear

Cuando ocurre una explosión nuclear nada queda a una determinada distancia, que depende en gran medida de la potencia de detonación; sin embargo, las diversas naciones con armas nucleares no solo han hecho pruebas en tierra, sino que también se han ido muchos kilómetros hacía el cielo para hacer experimentos de explosiones nucleares aéreas.

¿Te colocarías debajo de una explosión nuclear que se realice a varios kilómetros de altura? Si me lo preguntaran a mi por ningún motivo lo haría, se requiere estar verdaderamente loco para hacer algo así; sin embargo, el 19 de julio de 1957 cinco voluntarios de ejército estadounidense se ofrecieron para colocarse debajo de una explosión nuclear.

Estos cinco, no se si llamarles valientes o locos, fueron acompañados por un camarógrafo que grabó el momento en que detonó un misil aire-aire MB-1 a 18.500 pies de altura (5,639 kilómetros). Esta explosión fue parte de la Operación Plumbbomb, una serie de pruebas nucleares que Estados Unidos llevó a cabo entre mayo y octubre de 1957, a unos 105 kilómetros de Las Vegas, Nevada.

Los hombres no llevaban protección alguna y solo contaban con unas gafas de sol, para protegerse la vista. La idea de este experimento era mostrar al público que el peligro de una explosión nuclear en la atmósfera era mínimo. Podríamos pensar que los niveles de radiación de los voluntarios sería elevado debido a la lluvia de residuos radiactivos, pero tuvieron mucha suerte porque el viento se llevó la lluvia radiactiva a otra parte. Podéis vivir el momento en el vídeo a continuación.

Se hizo un seguimiento a los voluntarios de la prueba y ninguno de ellos tuvo algún padecimiento acorde con la radiación:  el coronel Sidney C. Bruce murió en 2005 a los 86 años, el teniente coronel Frank P. Ball en 2003 con 83 años, el mayor John W. Hughes II en 1990 con 71 años, el sargento Donald D. Luttrell en 1987 a los 63, y tanto el mayor Norman Bodinger como el camarçografo George Yoshitake siguen vivos en la actualidad.

Sin embargo, quienes corrieron con mala suerte fueron los poblados que se encontraban en el camino de la lluvia radiactiva, pues se estima que a la fecha el gobierno estadounidense ha pagado 150 millones de dólares en compensaciones por los daños provocados debido a la realización de estas pruebas.

Vía | Smithsonian

Sobre el autor

Olmo Axayacatl

Ingeniero y horticultor de profesión. Tiene en las matemáticas, física y química sus materias favoritas. Viajar es su anhelo, escribir uno de sus pasatiempos, ahora convertido a profesión. Gusta de aprender y enseñar. Puedes seguirlo en twitter en @olaxpiston

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