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¿La generación de energía con carbón fuera del mercado eléctrico?

compostilla central termica

La minería del carbón española no es competitiva contra, por ejemplo, el carbón de origen chino, sobre todo en calidad. Para intentar compensar la escasa competitividad de estas explotaciones, a través de los Presupuestos del Estado se destinan 1.500 millones de euros, a los que hay que sumar más de 100 millones que se reciben vía tarifa eléctrica.

Hasta ahora, todo esto ha sido suficiente para hacer funcionar esta industria, aparte de que Endesa y Fenosa se han visto obligadas a comprar cada año seis millones de toneladas de carbón nacional para producir electricidad en las centrales térmicas ubicadas en dichas zonas.

Aunque el sistema de ayudas se ha ido modificando (hasta 1998 se pagaba todo a través de la tarifa y, tras una intervención de Bruselas, vía Presupuestos) el statu quo se ha mantenido gracias al poder de las empresas mineras para movilizar a su plantilla. Y es que, en este caso, los intereses de trabajadores y empresarios coinciden plenamente.

Pero ahora parece que la cosa se complica, ya que Endesa, (en julio), y Fenosa, (a comienzos de septiembre), decidieron cerrar las puertas de sus principales plantas (Compostilla y La Robla) a los camiones procedentes de las minas, tras el colapso de sus almacenes. Más de siete millones de toneladas siguen sin quemar, según las compañías, porque desde hace meses la producción no logra competir en el mercado de electricidad y quedan fuera de las subastas.

La desaparición a finales de 2007 de las ayudas que también recibían las eléctricas para sus térmicas de carbón (la modificación de la llamada garantía de potencia las dejó sin unos 900 millones de ingresos), pero, sobre todo, la crisis económica ha llevado a esta situación. La recesión ha ensanchado la brecha competitiva entre los precios del carbón de importación (10 euros/ tonelada más barato que el nacional) y ha provocado el derrumbe de la demanda, que podría cerrar el año con una caída media del 3%.

Aunque esta es la explicación que insistentemente ofrecen las empresas, tampoco conviene olvidar que las dos principales afectadas, Endesa y Fenosa, cuentan desde este año con nuevos accionistas mayoritarios, que han logrado el control de su capital (a los precios de la burbuja bursátil) previo lanzamiento de sendas opas por el 100%.

Endesa, propiedad de la italiana Enel, y Fenosa, recientemente absorbida por Gas Natural, se han negado a vender en el mercado la producción de sus centrales de carbón nacional para evitar unas pérdidas, respecto al mineral foráneo, que calculan en 10 euros MWh.

Por el momento, y ante el colapso que ha llevado a las propias empresas mineras a almacenar el carbón en sus terrenos, el Ministerio de Industria negocia una solución al conflicto.

Pese al elevado nivel de la representación de las empresas en la primera reunión mantenida con Industria la semana pasada (todos los presidentes o consejeros delegados de las grandes eléctricas estuvieron presentes), a ella no acudió el ministro, Miguel Sebastián. Sólo tuvieron enfrente al secretario de Estado de Energía, Pedro Marín, y al recién incorporado director general, Antonio Hernández, quien en su toma de posesión reconoció “no saber nada” de energía.

La solución que se planteó, de entrada, quebró el ánimo de los presentes: el Gobierno quiere compensar los menores precios del carbón nacional a través de la tarifa (mediante una garantía de potencia o asignando más derechos gratuitos de CO2) “con resultado neutro“. De este modo, las empresas, que deben quemar el stock de carbón acumulado y comprar el que le corresponda en 2010, no perderán dinero pero se quedarían sin margen comercial. Y verían reducir sus ingresos por otra vía: la de la producción cesante de otras tecnologías más rentables.

Todo ello, según el plan del Gobierno, supondría sacar del mercado la producción con carbón, para el que se fijaría un precio regulado (sólo las energías del régimen especial están fuera del mercado). La solución es un caramelo envenenado, pues las compañías auguran además un derrumbe de precios en el mercado, que se quedaría sin el carbón.

El temor de las eléctricas a represalias de la CE les ha llevado a proponer que las ayudas se canalicen a través de las empresas mineras y que, a cambio, éstas les proporcionen carbón a buen precio. Además, se librarían de Bruselas.

Las tentaciones de rechazar la propuesta son grandes. Sin embargo, todo indica que las partes se someterán a las viejas reglas del juego del poder. Más o menos, ésta sería la secuencia: el Gobierno presionará a las eléctricas ante el temor a una revuelta minera; éstas se verán obligadas a aceptar otra solución-parche a las que acostumbra Industria e intentarán obtener algo más cambio. Y la factura, al consumidor.

Sin mucha esperanza, hay quien solicita un plan más racional para un mineral autóctono necesario para garantizar el suministro: apoyar a las minas de interior (que desaparecerán si se abandona la explotación) frente a las cielo abierto, que no corren peligro.

Vía | [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
Imagen | k-naia

Sobre el autor

Alberto Martinez

Ingeniero industrial en la especialidad de la electricidad, y apasionado de los mecanismos de generación, transporte y distribución de energía. Cada día más apasionado por la movilidad sostenible.

3 comentarios

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  • Curiosamente este fin de semana estuve en Asturias y pude ver algunas centrales de carbón en Oviedo y Aviles. Estaban paradas y tenían unas montañas de carbón impresionantes.

  • Estoy muy cansado que en este país se subvencione todo: aeropuertos, aerolíneas, agricultura, energías renovables y hasta el carbón, sabiendo que no es competitivo.

    Me pregunto: por qué produzco algo que nadie quiere, o a un precio que nadie en condiciones normales estaría dispuesto a pagar? Si las minas de carbón tuvieron sentido y fueron rentables en algún momento, pero hace mucho tiempo no lo son, se cierran y punto.

    Si fabrico puertas para la construcción, y esta última se encuentra paralizada, me voy a la quiebra y todos los empleados se quedan en paro. Acaso vamos a subvencionar puertas también? Subvencionamos todo entonces? Donde está el límite?

    Como consumidor, quiero pagar el precio justo. Como contribuyente, quiero pagar lo mínimo y necesario. Como empresario, estoy obligado a producir/prestar servicios que los clientes demandan.

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