Historia de la silla eléctrica
La silla eléctrica fue una máquina utilizada para la aplicación de la pena capital (pena de muerte).
Inventada por Harold P. Brown, un empleado de Thomas Edison, contratado para investigar el tema de la electrocución para el desarrollo de la silla eléctrica. El diseño de Brown estaba basado en la corriente alterna (CA), la cual aparecía como la alternativa a la corriente continua (CC) desarrollada por Edison pero menos eficiente en lo que se refiere al transporte.
En 1886 el estado de Nueva York estableció un comité para determinar un nuevo sistema de ejecución que fuera más humano y que remplazase a la horca que era el método usado hasta entonces. Ni Edison ni Westinghouse quisieron que se eligieran sus sistemas eléctricos, porque temían que los consumidores no querrían tener en su casa el mismo tipo de corriente eléctrica que servía para matar seres humanos.
Para demostrar que la corriente alterna era más útil para las ejecuciones, Brown mató varios animales, incluyendo a un elefante de circo llamado “Topsy”, durante las pruebas que hizo de sus prototipos. Asimismo ejecutó varios animales frente a la prensa como una forma de asegurar que la corriente alterna estaba asociada con la electrocución. Entonces se creó el vocablo “electrocución”. La mayoría de sus experimentos se llevaron a cabo en el laboratorio de Edison en 1888.
No debes leer a partir de aquí si crees que te puede resultar desagradable.
El primer ejecutado con la silla eléctrica fue William Kemmler; la ejecución se llevó a cabo en la Prisión Auburn en Nueva York el 6 de agosto de 1890. La primera mujer ejecutada fue Martha M. Place, en la prisión de Sing Sing el 20 de marzo de 1899. En poco tiempo se convirtió en el método más generalizado de ejecución en los Estados Unidos, y lo fue hasta mediados de los años 1980 cediendo ante la popularidad de la cámara de gas que comenzó a funcionar en los años 1950.
El prisionero condenado era atado a la silla, con un electrodo en la cabeza y otro en la pierna. Como mínimo se aplicaban dos choques eléctricos durante varios minutos dependiendo de la persona. El voltaje inicial de más o menos 2 kv servía para romper la resistencia inicial de la piel y causar inconsciencia (o, al menos, eso se pretendía). El voltaje se bajaba para reducir la cantidad de corriente que fluía y para evitar que el prisionero se quemase. Se usaba un flujo de corriente de 8 A. El cuerpo del condenado alcanzaba temperaturas de 59 °C y el flujo de la corriente eléctrica causaba daños severos a los órganos internos.
En principio, la inconsciencia debe producirse en una fracción de segundo. Sin embargo, hay informes de víctimas cuyas cabezas ardieron. En otros casos el transformador se quemó, lo que implica el dejar al reo gritando de dolor en el suelo del cuarto de ejecución mientras se arreglaba la silla. En 1946, la silla eléctrica no mató a Willie Francis, quien gritaba “¡Paren! ¡Déjenme respirar!” mientras era ejecutado. El motivo fue que la silla había sido mal instalada por un ayudante ebrio. El caso fue llevado a la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Los abogados del condenado argumentaban que Francis fue ejecutado tal como lo ordenaba la sentencia judicial; sin embargo no murió pero igual se cumplió la sentencia. El argumento fue rechazado y Francis volvió a la silla eléctrica al año siguiente.
En todo caso, aún cuando la ejecución se lleva a cabo correctamente, siempre se quema algo de piel y es desagradable para los guardias el tener que separar la piel quemada de los cinturones de la silla. El reo pierde el control de sus músculos después del primer choque eléctrico y puede llegar a defecar u orinar. Esto llevó a un refinamiento en las sillas más modernas.
Fuente: Wikipedia
Madre mia, qué salvajada!!
Además me imagino que en 1890 la corriente eléctrica no sería como la actual…y tardarían un rato en….hacerle esta salvajada!
Mark de Zabaleta