Conexión internacional para distribuir energías renovables
La Unión Europea a propuesto a Red Eléctrica que conecte la energía limpia de Europa con la del Sahara. El problema de las energías renovables es que dependen de las condiciones climatológicas, pero si se crea una red internacional de alta tensión que distribuya esa energía a otros lugares, el problema deja de ser tal.
Energía eólica sobrante del Mar del Norte, procedente del Reino Unido o Dinamarca, y la originada por el poder geotérmico de Islandia, por ejemplo, podría enviarse al sur del continente, al tiempo que desde allí llegaría electricidad derivada de los rayos de sol para completar las necesidades de consumo. En este esquema presentado por Arnulf Jaeger-Walden, del Instituto de Energía comunitario, existen dos piezas fundamentales: enormes granjas solares en el norte de África y Oriente Medio (con aprovechar únicamente el 0,3 por ciento de la luz del sol que existe en esas zonas se cubriría toda la demanda energética de Europa) y la creación de una nueva red eléctrica de corriente continua de alto voltaje (no corriente alterna, como las redes actuales) que envuelva a toda el área para transportar esta energía limpia.
De acuerdo con sus estimaciones, la nueva «súper-red» tendría un coste de 44.000 millones de euros, que en su mayoría tendrían que ser de origen público, dado el carácter nacional de las líneas de alta tensión en cada país.
Se ha apostado por corriente continua de alto voltaje porque se trata de líneas que pueden transportar electricidad a distancias más largas sin las pérdidas de energía que se producirían con líneas de corriente alterna, pues las pérdidas se sitúan sólo alrededor del 3 por ciento por cada mil kilómetros. Además, tienen más capacidad de transporte con un mismo grosor de cable.
Otra ventaja es que la corriente continua puede usarse para transferir electricidad entre países que utilizan distintas frecuencias de corriente alterna, como puede pasar con naciones africanas. La fuerte inversión que supone la corriente continua, dada la carestía de los mecanismos de transformación de la corriente alterna en la que habitualmente se produce la electricidad, la hace sólo aconsejable para transmisiones a larga distancia que puedan amortizar la inversión. Para Doug Parr, de Greenpeace, «una red de energía renovable a gran escala es justamente el tipo de innovación que necesitamos si queremos derrotar el cambio climático».
Fuente: madri+d
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