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La isla de Samso 100% autosuficiente con energías renovables

Hace ya algún tiempo que hablábamos de que la isla de El Hierro era la primera isla que se iba a abastecer 100% de energías renovables. Pues ahora le ha salido competencia, la isla danesa de Samso, Dinamarca. En ella, los 4.000 vecinos han logrado ser autosuficientes en energía renovable. El Gobierno local planteó el reto en 1997 y el proyecto fue ampliamente financiado por los impuestos locales y las inversiones individuales.

Hoy por hoy, los isleños han demostrado que querer es poder y se han convertido en un escaparate global para una de las más preciadas industrias de exportación de Dinamarca, donde está la mayor fábrica de turbinas eólicas del mundo: Vestas. “Siempre pongo Samso como un ejemplo ambicioso de cómo se pueden superar los grandes retos que afronta nuestro país en la carrera hacía la independencia de los combustibles fósiles”, explica Randy Udall, un activista estadounidense de energía sostenible.

En Samso las turbinas eólicas giran por todas partes en los campos verdes y se elevan de las aguas picadas del mar del Norte. Centeno, trigo y paja son usados para calentar los edificios de una sola planta, mientras los paneles solares emergen por todos los lados sobre los tejados de tejas. “Samso se ha impuesto un agenda para el tema del cambio climático, y ha demostrado que es posible”, afirma Soren Hermansen, director de la Academia de Energía de Samso y uno de los principales protagonistas del proyecto. Sin ninguna subvención en la construcción, los isleños invirtieron el equivalente de 56.000 millones de euros, 13.300 euros por ciudadano. “Esta inversión -que parece mucho para 4.000 habitantes- en realidad no es tanto”, explica el isleño Jörgen Tranberg, que se describe como un productor de leche y “propietario de un par de molinos de viento”.

Samso era conocida por sus patatas de principios de temporada. Hoy, 11 molinos en tierra firme cubren toda la demanda en electricidad y el 70% de los hogares tienen calefacción que proviene de combustibles biológicos y de la energía solar.

Pese a que algunos hogares han conservado las calderas de petróleo para la calefacción y que los coches aún son de gasolina o gasóleo, los isleños exhiben orgullosos un saldo cero de emisiones de CO2. “Producimos mucha más electricidad de la necesaria. La que sobra se vende al continente”, dice Hermansen.

Fuente: [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]

Sobre el autor

Alberto Martinez

Ingeniero industrial en la especialidad de la electricidad, y apasionado de los mecanismos de generación, transporte y distribución de energía. Cada día más apasionado por la movilidad sostenible.

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